Tengo noventa años. O noventa y tres. Una de dos.
O ha habido un accidente o están haciendo obras en la carretera, porque
una pandilla de ancianitas permanece pegada a la ventana del final del pasillo
como niñas pequeñas o presidiarios. Son desgarbadas y frágiles, con el pelo tan fino como la
niebla. La mayoría de
ellas son una buena década más jóvenes que yo, y eso me pasma. Incluso cuando tu cuerpo
te traiciona, la mente lo niega.
Estoy aparcado en el pasillo junto a mi andador. He
mejorado mucho desde que me rompí la cadera, y le doy gracias a Dios por ello. Al
principio parecía que no
podría volver
a andar —ésa fue
la razón
principal para que me trajeran aquí—, pero cada dos horas me levanto y doy unos pasos, y
cada día llego
un poco más lejos
antes de notar que necesito dar la vuelta. Puede que todavía quede algo de vida en este viejo perro.
Ahora ya son cinco, cinco ancianas de pelo blanco
pegadas unas a otras y señalando al otro lado del cristal con sus dedos
torcidos. Espero un poco a ver si se van. Pero no se van.
Bajo la mirada para comprobar que los frenos están echados y me levanto con cuidado apoyándome en el brazo de la silla de ruedas
para hacer el arriesgado cambio al andador. Una vez que he logrado
estabilizarme, me aferró a los asideros de goma gris de los brazos y empujo el
andador hasta que tengo los codos estirados, que resulta ser exactamente la
anchura de una de las baldosas del suelo. Arrastro el pie izquierdo hacia
delante, me aseguro de que está firme y arrastro el otro a su lado. Empujo, arrastro,
espero, arrastro. Empujo, arrastro, espero, arrastro.
El pasillo es largo y mis pies no responden como
antes. A Dios gracias, no es como la cojera que tenía Nico, pero me obliga a ir bastante
despacio. Pobrecillo Nico; hacía años que no me acordaba de él. Los pies le colgaban inertes al final
de las piernas de manera que tenía que levantar las rodillas y balancearlos hacia
delante. Yo arrastro los pies, como si pesaran, y como tengo la espalda
encorvada, me paso el día mirándome las zapatillas enmarcadas por el andador.
Me lleva un rato llegar al otro lado del pasillo, pero
al final lo consigo... Y sobre mis propias piernas. Estoy feliz como un
chiquillo, aunque una vez allí me doy cuenta de que luego tendré que volver.
Las ancianas señoras se separan para hacerme sitio. Éstas son las activas, las que pueden
moverse por sí mismas
o tienen amigas que las empujan en la silla de ruedas. Estas chiquillas todavía conservan la lucidez y son muy buenas
conmigo. Yo soy un ejemplar raro por aquí: un anciano en un mar de viudas a las
que todavía duele
en el alma la pérdida de
sus hombres.
—Eh, a ver —cloquea Hazel—. Dejad que Peter eche una mirada.
Retira la silla de ruedas de Dolly unos pasos para atrás y se acerca a mí, dando palmas y con un brillo especial
en sus ojos lechosos.
—¡Oh, es muy emocionante! ¡Llevan así toda la mañana!
Me arrimo al cristal y levanto la mirada, entornando
los ojos para protegerme de la luz del sol. Éste brilla tanto que me cuesta un momento
ver lo que pasa. Luego las formas empiezan a aclararse.
En el parque que hay al final de la manzana se levanta
una carpa de lona con anchas rayas blancas y magentas y una inconfundible cúpula puntiaguda...
El corazón me late tan fuerte que tengo que llevarme una mano
al pecho.
—¡Peter! ¡Oh, Peter! —Grita Hazel—. ¡Dios mío! ¡Dios mío! —Agita las manos sin saber qué hacer y se vuelve hacia el pasillo—: ¡Enfermera! ¡Enfermera! ¡Rápido! ¡Es el señor Jankowski!
—Estoy bien —digo tosiendo y dándome un golpe en el pecho. Eso es lo que
pasa con estas ancianas. Siempre tienen miedo de que vayas a estirar la pata—. ¡Hazel! ¡Estoy bien!
Pero es demasiado tarde. Oigo el ñic-ñic-ñic de las suelas de goma y unos instantes
después soy
asaltado por las enfermeras. Supongo que, después de todo, no va a hacer falta que me
preocupe por cómo voy a
volver a la silla.
Continuara
Espero que les guste, empieza con Peter de grande... No le cambie el apellido porque es parte de la historia jajaja... Besos hasta mañana!
Lu =)
P.d: miren este video, a mi me encanto!!http://www.youtube.com/watch?v=FY_fXIIEgb4
ay me encanta que haya empezado así la nove y peter viejíTo se me hace un tierno :p se me hace que voy a llorar año está nove :p espero el siguiente cap. Besos. Naara ah y el video no lo puedo ver porque me conecto desde mi cel y es difícil que lo pueda ver desde acá. Y sí podes te sido que habilites la opción de anónimo porque cada vez que quiero públicas me pide códigos para verificar que no soy un robot :p
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